La alopecia areata es una situación que se da algunas veces en nuestro cuero cabelludo y que suele afectar a niños y adultos jóvenes, aunque puede originarse en cualquier momento de la vida, tanto en hombres como en mujeres. Es una enfermedad reversible porque el folículo piloso no queda dañado por completo (se encuentra debajo de la piel) y puede recuperarse con el tratamiento adecuado. Por tanto, el tratamiento de la alopecia areata es posible.
Este tipo de alopecia se caracteriza por la aparición de placas de calvicie, de forma redondeada, en cualquier parte del cuerpo (aunque lo más habitual es en el cuero cabelludo y en la barba). Pero, a diferencia de en otros tipos de calvicie, las placas no tienen un aspecto enfermizo ya que no presentan ni enrojecimiento ni descamaciones ni inflamaciones. Sencillamente, es como si hubiera desaparecido el pelo.
¿Por qué pasa? La causa de la alopecia areata no está muy bien definida pero lo que está claro es que es de origen autoinmune. Esto significa que las defensas del propio organismo atacan la raíz del pelo produciendo una inflamación que hace que se caiga y que no vuelva a crecer hasta que desaparece la inflamación.
Los posibles desencadenantes de la alopecia areata pueden ser genéticos o externos (estrés, infecciones o micro-traumatismos, trastornos psicológicos o de tiroides). Las formas más graves de alopecia areata producen una pérdida del cabello generalizada e incluso se puede llegar a perder todo el pelo del cuero cabelludo (y, en ciertos casos, también de las cejas, pestañas o del cuerpo).
¿Todas las alopecias areatas duran lo mismo? La evolución de este tipo de calvicie es imprevisible y puede durar o unos pocos meses o muchos años. Hoy en día no existe un tratamiento de la alopecia areata definitivo pero existen tratamientos médicos que son capaces de frenar la caída del cabello y lograr que vuelva a crecer.
El diagnóstico (mejor precoz)
La alopecia areata produce un fuerte impacto psicológico a las personas que la padecen porque sus consecuencias son muy evidentes y difíciles de disimular. Es fundamental realizar un diagnóstico cuando aparecen los primeros síntomas y establecer, lo antes posible, el tratamiento correspondiente.
El diagnóstico de la alopecia areata es clínico, es decir, a partir del interrogatorio y de la exploración médica. En algunos casos también es necesario realizar una biopsia, un estudio de la tiroides (se suele asociar con el hipotiroidismo autoinmune) o un estudio inmunológico. El diagnóstico de la alopecia areata es fundamental para establecer un plan terapéutico individualizado con éxito. Confía en profesionales expertos y especializados en tratamientos médicos y cirugía capilar. Pregúntanos, te ayudaremos.
Tratamiento de la alopecia areata
Existen distintos tratamientos para la alopecia areata. Entre ellos están los farmacológicos, fundamentalmente, antiinflamatorios para actuar sobre el mecanismo autoinmune. En el caso de placas de calvicie leves y moderada, están los corticoides (en forma de loción o espuma) que, en muchas ocasiones, se combinan con minoxidil (prolonga la fase de crecimiento del folículo piloso). También los corticoides orales son una opción (tan solo dos dosis semanales).
Luego están las microinyecciones de triamcinolona, un medicamento que pertenece al grupo de los corticoides y que es especialmente útil para disminuir, de forma rápida, la inflamación del folículo piloso. También el plasma rico en plaquetas puede ser un buen tratamiento complementario en aquellos pacientes que necesiten mejorar la inflamación o la mesoterapia capilar (se inyecta bajo la piel un preparado que activa las unidades foliculares y ayuda a producir un cabello de mejor calidad).
El tratamiento de la alopecia areata con inmunoterapia tópica (con difenciprona) consigue que la inflamación de la raíz del pelo se traslade a la superficie de la piel. De esta manera, se evita que el sistema inmune ataque al pelo. La difenciprona es una sustancia irritante que se debe fabricar como fórmula magistral en una farmacia y se tiene que ajustar a cada caso para encontrar el nivel de irritación más eficaz y tolerable.
El implante capilar no es una buena opción para la alopecia areata porque, al ser una enfermedad de origen autoinmune, una vez trasplantado el injerto podría volver a caerse por una nueva crisis.