No podemos evitar las cicatrices pero sí intentar que las historias las cuentes tú, no tu piel. Por eso es crucial el cuidado de las cicatrices, y en este artículo se muestra cómo hacerlo.
La piel es la envoltura protectora del cuerpo humano, la primera línea de defensa contra las invasiones peligrosas y hostiles. Tiene una importante misión en nuestro organismo como órgano respiratorio, regulador térmico y agente depurador y también como radar (sus millones de terminaciones nerviosas reciben las sensaciones y las transmiten al cerebro, el cual reacciona).
Pero cuando nos caemos, nos cortamos, nos hacemos heridas o dañamos la piel y otros tejidos de nuestro cuerpo, ¡¿nos quedamos desprotegidos?! No, ya que la cicatrización es el proceso natural del organismo para volver a unir los tejidos que han sido dañados.
La piel, cuando se rompe, se sutura. Pero este proceso de curación no es tan perfecto como querríamos, y el tejido queda dañado. Por eso se dice que no es posible una herida sin cicatriz. También las incisiones quirúrgicas son heridas.
¿Todas las cicatrices son iguales? No, la cicatrización puede verse influenciada por factores como el tipo de piel del paciente, su edad, genética, área del cuerpo en la que se hizo la incisión, tipo de sutura o posibles infecciones de la herida. Por ejemplo, si eres joven y tu piel es clara, lo más probable es que tus cicatrices sean poco visibles.
Volver a unir los tejidos
La cicatrización es un proceso a través del cual se vuelven a unir los tejidos del organismo. Se suele desarrollar en tres fases y suele tardar unos 12 meses, en los que la lesión cutánea atraviesa por diferentes tonalidades: desde el rojo al violeta, pasando por el rosa, hasta adquirir un color un poco más claro que el del resto de la piel.
- Fase inflamatoria: es la que sigue a la sutura y su objetivo es limpiar la herida. Las plaquetas y hematíes de la sangre se dirigen a la zona lesionada para formar un coágulo que interrumpa la hemorragia. Se forma una costra superficial.
- Fase proliferativa: una vez limpia la herida, se inicia la regeneración. Es decir, el defecto en el tejido se rellena de fibras de colágeno sintetizadas a partir de unas células denominadas fibroblastos. Se forma un nuevo tejido llamado tejido cicatricial o, simplemente, cicatriz.
- Fase de remodelación: con la curación de la herida y la formación de la cicatriz, muchas de las células que habían proliferado ya han cumplido su misión. Ahora solo les queda reducirse en número o desaparecer. Empieza un lento proceso (puede durar hasta un año) de remodelado de la cicatriz, es decir, el colágeno se reabsorbe de forma progresiva y se mantienen solo las fibras a ras de la herida.
Si se han cuidado las cicatrices de forma correcta, el proceso de cicatrización se completará con éxito y la marca resultante será una línea blanca, flexible e indolora. De lo contrario, se producirán dos tipos de cicatrices anómalas:
- Cicatrices hipertróficas: aparecen cuando se produce un aumento del espesor de la lesión. No van más allá de los bordes de la herida original, producen tirantez y pueden doler o picar. Son típicas en las quemaduras o en el acné.
- Queloides: estas, en cambio, son protuberancias redondas, rosas y brillantes que van más allá de los límites de la herida. Suelen aparecer en los hombros, brazos y orejas, y son comunes en personas de piel oscura.
¿Cómo se pueden evitar las lesiones epidérmicas anómalas? El mejor tratamiento es cuidar tus cicatrices bien durante los primeros seis meses y extremar las precauciones durante los dos años siguientes.
Pautas para el cuidado de las cicatrices quirúrgicas
El tratamiento de las heridas quirúrgicas comienza en el postoperatorio. El primer objetivo es evitar una posible infección; el segundo, lograr una buena cicatrización. El cirujano te dará todas las indicaciones pertinentes para que te hagas las curas manteniendo al máximo la asepsia (condición de esterilidad y ausencia de microorganismos patógenos).
A continuación, ofrecemos unas pautas generales para tratar las cicatrices; no obstante, hay que seguir las instrucciones de un cirujano altamente cualificado, que te aconsejará de acuerdo con tus características individuales y caso particular.
Siempre hay que respetar el tiempo de retirada de los puntos de sutura. Por regla general, se extraen a los 10-15 días, pero, por ejemplo, en el rostro se retiran un poco antes, a los 5-7 días. Todo va a depender del tipo de sutura o el hilo utilizado y de la zona que se haya suturado.
Durante las primeras semanas, es importante que la herida sea vigilada para evitar, como ya se ha indicado, cualquier riesgo de infección. Sobre todo en el caso de las heridas profundas.
¡Cuidado con el sol! Es importante proteger la herida de los rayos ultravioleta para que no afecten a la pigmentación de la cicatriz, ya que la exposición solar puede oscurecer esa área, en comparación con el resto de la piel. Los parches de ácido hialurónico, además de aportar colágeno, también pueden proteger las cicatrices del sol.
La hidratación de la cicatriz es clave, no solo en el postoperatorio, sino también antes de la intervención, para preparar la piel y mantener una buena elasticidad. Masajearla con un aceite regenerador mejora el drenaje linfático y evita que se inflamen los tejidos, también ayuda a ablandar la cicatriz e impide una reacción fibrosa excesiva.
Presionar sobre las heridas también propicia la adhesión de los tejidos y disminuye las posibilidades de que aparezca un hematoma. El esparadrapo o las tiras de silicona pueden ayudar en este sentido.
No fumes si quieres curar bien las cicatrices. La adicción al tabaco produce una mala cicatrización. El consumo de cigarrillos disminuye el nivel de oxígeno en la sangre y puede, por tanto, comprometer el proceso de cicatrización, algo especialmente importante en la cirugía estética, donde el resultado estético es el objetivo de la intervención.