¿Sabes cómo tomar el sol sin dañar tu piel? Qué hacer y qué no

Tomar el sol aporta grandes beneficios entre los que se encuentran estimular nuestras defensas, equilibrar el colesterol o favorecer la síntesis de vitamina D, esencial para nuestros huesos, dientes y para reducir la presión de la sangre. Pero la sobreexposición a los rayos solares puede dañar nuestra piel y acelerar los signos del envejecimiento (el denominado fotoenvejecimiento). ¿Es posible tomar el sol sin dañar nuestra piel? Lo es. Sólo es necesario protegerse, cuidarse y tener en cuenta las horas en las que nos exponemos al sol. 

¿Sabías que el bronceado es, en realidad, un mecanismo de defensa de nuestra piel? La exposición excesiva al sol provoca una cascada de reacciones bioquímicas en las que los melanocitos (unas células) fabrican melanina para protegerse del daño oxidativo. Los protectores solares son una ayuda extra y ofrecen un incremento del tiempo de tolerancia a los rayos solares pero hay que tener en cuenta que no anulan los efectos del sol en su totalidad.

¿Cómo tomar el sol correctamente?

La exposición directa al sol debería ser de entre 10 y 30 minutos al día y hay que tener en cuenta el tipo de piel de cada uno. Por ejemplo, las personas rubias y pelirrojas tienen muy poca capacidad de tolerar la radiación solar, los castaños tienen una tolerancia media y las personas con la piel oscura aceptan una mayor velocidad en la toma del sol. 

Al tomar el sol también hay que tener presente que la exposición a la radiación solar puede provocar cambios en manchas y lunares en la piel. Es recomendable llevar un autocontrol y estar atento o atenta por si aparecen   nuevos y ante cualquier modificación de forma, tamaño, relieve o color para detectar a tiempo posibles melanomas. Siempre que se observe cualquier cambio o anomalía hay que acudir al médico especialista.

¿Cómo proteger la piel del sol?

La elección del fotoprotector debe ser en función de las características específicas de la piel y de la zona que se quiera proteger. Por un lado, en aquellas personas con piel oscura, se puede estar correctamente protegido o protegida con una crema de factor de protección solar (SFP) 30, en cambio, si la piel es clara y/o con predisposición a que aparezcan manchas, se debe usar un  SFP50 o SFP50+.

Por otro lado, el factor de protección también debe ser el adecuado para proteger la parte del cuerpo que queda más expuesta a los rayos ultravioletas. En el caso de la cara, se deben usar fotoprotectores con texturas ligeras, mientras que para el resto del cuerpo se puede optar por protectores solares en forma de crema, spray o loción.

Es importante la aplicación del fotoprotector media hora antes de ir a tomar el sol, sobre todo en zonas sensibles como cara, empeines, cuello, escote y orejas. Para no perder la protección, lo recomendable es volver a aplicar la protección solar cada dos horas; si estamos en remojo o sudamos mucho nos la deberemos poner con más frecuencia. No se debe escatimar el producto a la hora de aplicar el fotoprotector porque, si no te pones una cantidad generosa y uniforme sobre la piel seca, el factor de protección se verá alterado. 

Aunque esté nublado también hay que proteger nuestra piel del sol porque las nubes dejan pasar el 80% de la radiación solar y, si no nos protegemos bien la piel, nos podemos quemar igual que en un día soleado. También hay que tener en cuenta que, aunque lleves una gorra, ésta sólo protege el cuero cabelludo y la frente; si quieres proteger el resto de la cara y las orejas debes usar una sombrero con ala ancha de por lo menos 7 cm. 

Come saludable e hidrata tu piel

Los rayos solares deshidratan nuestro organismo y este proceso se intensifica cuando estamos tomando el sol. Por esta razón, es importante que, cuando estamos expuestos a la radiación ultravioleta, nos hidratemos y bebamos agua en abundancia. Beber agua, además, nos salvará de tener un golpe de calor, mareos o insolaciones. 

Los expertos también aconsejan, para tomar el sol de una forma saludable, comer alimentos ricos en vitamina C, E, licopeno y betacaroteno, como tomates, zanahorias, cerezas, arándanos, melón, aguacate, naranjas o kiwi, entre otros. 

En resumen, el sol es un gran aliado para nuestro cuerpo pero también debemos tener mucha precaución con él, por eso es muy importante que aprendamos cómo tomar el sol de forma segura. Los daños que nos puede causar rara vez son reversibles y pueden llegar a ser muy graves, pero sí se pueden atajar. No olvides aplicarte la protección solar a diario y mantener una alimentación saludable.

 

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